¿Cómo detectar las trampas cerebrales?Nuestro cerebro es una máquina casi perfecta, aunque comete errores que en ocasiones NO somos conscientes de ello. Nuestra mente, llena de estereotipos y creencias nos condiciona nuestra forma de comprender y vivir el día a día. Las experiencias pasadas pueden convertirse en una trampa y provocarnos limitaciones o bien incurrir en errores.
Estudios actuales en neuropsicología abalan que si prestamos atención a tales patrones, podemos reducir, muchos de los errores que nuestro cerebro comete cada día.
¿Preferimos mantener el confort o perseguir nuestros sueños?¿Eres de las personas que aunque no le esté gustando en absoluto la película que está viendo se queda en el cine sólo porque ha pagado la entrada? La mayoría de nosotros nos quedamos en el cine en lugar de salir y hacer una actividad placentera. En el fondo queremos que el dinero invertido en el cine quede amortizado.
Tenemos una tendencia natural a evitar las amenazas, en lugar de exponernos a nuevas oportunidades. De esta forma nuestro cerebro nos programa hacia la supervivencia.
Generación tras generación, nuestros cerebros han ido trabajando en esta línea; preferimos minimizar las pérdidas antes que maximizar las oportunidades. Una manera para escapar de esta tendencia consiste en preguntarnos ¿Qué queremos hacer qué nos pueda producir satisfacción o felicidad?
¿Inclinamos las probabilidades a nuestro favor?Imagínate que lanzas una moneda al aire; existe un 50% de probabilidades de que salga cara o cruz. Tiramos la moneda 25 veces y siempre sale cruz. La siguiente tirada ¿creemos que volverá a salir cruz verdad? Pues NO, sigue habiendo el 50% de probabilidades de que salga cara o cruz. A pesar de esto, la creencia irracional de que las probabilidades vienen condicionadas a resultados anteriores, suelen ser común en nosotros.
La solución para esta creencia irracional es sencilla: No te dejes llevar por la emoción del momento, respira y reflexiona.
¿Prestamos más atención a los datos que reafirman tus creencias?¿Te has dado cuenta que cuando te compras un coche o un vestido, de repente, lo ves en todas partes? Esto se conoce como “sesgo de confirmación”: tendencia a prestar atención a aquellos datos que confirman lo que ya sabemos, obviando o evitando información que pueda generar un conflicto en nuestro sistema de creencias.
¿Te convences de que tus malas decisiones son buenas?Entras en una tienda, te gusta un libro y no sabes por qué pero te lo compras. Sin embargo, al llegar a casa, comienzas a sentir remordimientos porque sabes, que en realidad, no lo necesitabas y que el gasto era inadecuado. Automáticamente buscarás razones que alabarán tu decisión y así no te sentirás culpable. Es lo que se conoce como “disonancia cognitiva” En nuestra mente rodean dos ideas opuestas y elegimos la que proporciona equilibrio emocional, la que nos molesta menos, aunque desvirtuemos la realidad.
Para lidiar con ese error, hemos de ser conscientes que tenemos cierta tendencia a racionalizar las malas decisiones; aunque también en importante aceptar que una mala decisión no nos suele convertir en malas personas.
¿Confundes los criterios de selección con los resultados?¿Piensas que universidades como Harvard generan profesionales brillantes? ¿Crees que las personas que anuncian los productos adelgazantes los utilizan? Si la respuesta es afirmativa, probablemente estés confundiendo los criterios de selección con los resultados.
Se trata de un error, ya que atribuir erróneamente el éxito, implica seguir caminos equivocándonos para alcanzarlo. Para no caer en la trampa, aprendamos de los mensajes directos que constantemente nos envían y preguntémonos por qué y qué hay más allá…
Por ello nuestro cerebro a veces nos juega una mala pasada e intenta engañarnos…
¡Aprendamos a captar estas señales…!
Artículo escrito por la
Dra. Sandra Farrera. Más información pinchando en
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